El poderoso olfato canino ha detectado a la extraña criatura.
El olor que despide, o la indumentaria que lleva, estimula la agresividad. Ha llegado la hora de expulsarlo.
La estrategia es la de siempre: rodear al intruso para luego atacarlo por todos los flancos.
El extraño sabe que ningúna explicación lo sacará del aprieto. Decirles que él es un PPKuy que trae el progreso no tendría sentido, pues los animales no son tan ingenuos como los seres humanos. Y correr sería aún peor.
Pero es en los momentos extremos cuando aflora la inspiración. Los PPKuys también saben que el punto débil de los perros es su temor a las piedras, y el ademán de inclinarse para recoger una los hace retroceder.
Es el momento de ponerse a buen recaudo. Cualquier vivienda cercana, sin importar el estilo arquitectónico, será un magnífico refugio.
No se porque me dan ganas de gomear a PPKUY, hoy mitin de cierre en Plaza San Martin a las 7 PM.
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