miércoles, 24 de noviembre de 2010

Le dicen Monchito, Rro rro y debe 14 meses de renta ¿Quien es?, Aqui su merecido especial.



A 20 años de la muerte de Ramón Valdés, la historia del actor se confunde con la del personaje que lo hizo inmortal, según quienes lo conocieron Se dice que las diferencias eran mínimas: ambos huían del trabajo, les gustaba la buena vida y eran de gran corazón. En lugar de desaparecer, su imagen se convirtió en un ícono de la cultura popular del continente
“¡Qué pasó, qué pasó vamos ayyyy!”. Se cumplieron 20 años de la muerte de uno de los íconos más importantes de la pantalla chica y entre tanta huelga de hambre nadie se acordó de un verdadero hambriento. “Cuando el hambre aprieta, vergüenza afloja”, diría. Se trata del flaco más famoso de la televisión de habla hispana, Ramón Valdés, más conocido por su personaje Don Ramón en la serie El Chavo del 8.
“Con permisito, le dijo Monchito” a esta vida el 9 de agosto de 1988, se despidió en un hospital de ciudad de México y se fue a tomar un cafecito al otro lado, aquejado de un cáncer pulmonar ocasionado por su irrefrenable adicción al tabaco. “Ma… ¿pos' ora?”.





Se cumplieron dos décadas y en lugar de desaparecer lentamente del subconsciente popular, la imagen de Valdés parece estar más presente en la cultura latinoamericana: sus eternos pantalones de mezclilla, la camiseta negra (que al comienzo del programa, en 1971, era amarilla y que muchas veces lucía manchas de pintura) y su gorro azul, único consuelo para descargar su ira después de haber recibido una de las miles e injustas cachetadas que le solía propinar Doña Florinda; son elementos tan arraigados en la iconografía televisiva como la capa roja y la trusa azul del hombre de acero. Claro que el primero se quejaba porque su hija se atrevía a despertarlo a las “diez de la madrugada”. Aunque Valdés actuó en más de 70 películas, algunas de ellas compartiendo pantalla con grandes del cine mexicano, como Pedro Infante, escuchar su nombre nos transporta inmediatamente a la introducción de la serie El Chavo del 8, a esa voz amable de Gabriel Fernández, esposo de María Antonieta de las Nieves, que anunciaba a cada uno de los personajes creados por Roberto Gómez Bolaños, "el supercomedianteeeee Chespirito"... "Ramón Valdés…. como Don Ramón", decía con un tono difícil de describir, para que acto seguido éste apareciera con su mueca de rabia, ésa en la que fingía ser una especie de perro enfurecido que gruñía, mientras mostraba los dientes y agitaba el brazo derecho de arriba hacia abajo, tensionando los músculos y dando pasitos en el mismo lugar. Debajo de su imagen se podía leer su nombre en una complicada y gorda tipografía amarilla.






Si serás, si serás…
Ramón Gómez-Valdés del Castillo nació el 2 de septiembre de 1923 en Ciudad de México, y aunque hoy en día es el más recordado de sus hermanos, no siempre fue así. Durante las décadas de los años 40 y 50, cuando el cine mexicano vivía su época de oro, su hermano Germán Valdés, más conocido como "Tin Tan", era uno de los humoristas más importantes del país azteca, comparado con Cantinflas. Otro de sus hermanos, Manuel "El Loco" Valdés, alcanzó gran nombre como actor de cine. "El Loco" estuvo casado con la actriz Verónica Castro, con quien tuvo un hijo; nada menos que el cantante Cristian Castro, sobrino de Don Ramón.





Según distintas publicaciones, antes de que Ramón Valdés -conocido desde pequeño como "Monchito"- conociera a Chespirito y se vinculara a sus producciones, habría realizado una larga lista de trabajos esporádicos que iban desde cuidador de yates y actor de circo hasta chofer, hecho que coincide con la inestabilidad laboral del personaje que lo inmortalizó. Según explicó su hijo Rafael en un programa peruano, el actor y el personaje de televisión eran parecidos. "La verdad es que si uno lo ve actuando, pareciera que no estuviera haciéndolo, pues el personaje de Don Ramón es muy similar a la forma de ser que él tenía". El mayor de los hijos de Valdés aseguró que su padre vestía de la misma forma dentro y fuera del programa. "Él siempre decía que vestir pantalones de mezclilla era lo más cómodo que uno podía hacer, porque si te toca sentarte en el piso, explicaba, no vas a poder hacerlo con un pantalón fino que se ensucie". Aunque se encontraba relacionado con el cine, existen versiones sobre problemas económicos y que habría paliado con el dinero de sus hermanos, sobre todo de "Tin Tan", con quien también compartió pantalla y a quien acompañó hasta su muerte, en 1973.





A pesar de que su apariencia física era motivo para que los niños de la vecindad le pusieran más de un sobrenombre ("Cejas de telaraña", "Chimpancé rabioso", "Tripa escurrida", "Lombriz de agua puerca" o "Patas de chichicuilote", en referencia a un pájaro popular de México), en la vida real era un hombre exitoso con las mujeres. Se casó en tres ocasiones y tuvo 10 hijos, el menor nació poco antes de que muriera.
Su adicción al tabaco era tan fuerte que algunos miembros del elenco cuentan que en varias de las escenas, donde no era necesario que Valdés apareciera de cuerpo entero, éste encendía un cigarrillo y lo mantenía escondido, mientras filmaban. Su hijo habla de una extraña costumbre: levantarse a las dos de la mañana a fumar un cigarro para después volver a dormir. "Hasta cuando estaba en el hospital lo hacía, venían las enfermeras a pedirle que lo apagara y él decía: "No me digan nada que me espantan el sueño", y volvía a la cama". Recordado por sus compañeros de trabajo como un hombre tranquilo y conciliador, Ramón Valdés es ensalzado por más de tres generaciones que crecieron con él en la pantalla del televisor. Hoy en día son varias las capitales de Latinoamérica cuyas calles están adornadas con dibujos de aerógrafo o esténcil con el rostro del papá de la Chilindrina. Una polera con su cara y la leyenda "listen to Ramones" (en alusión al grupo de punk estadounidense) hace furor entre los jóvenes de Argentina, México y Chile. En la red circula una serie de fotomontajes donde el rostro del actor suplanta al de Jim Morrison, al de Che Guevara, a Leonardo Di Caprio o a Elijah Wood en El Señor de los Anillos. Existe en Facebook un grupo denominado Colecta Mundial para pagar la renta a Don Ramón y que tiene más de 175 mil adherentes. En Chile, la banda de punk Los Mox! le rinde tributo a Don Ramón, además se creó la Don Ramón Blues Band.








Después de Don Ramón, notables son las interpretaciones que hizo de personajes como El Peterete (un ladrón que caminaba moviendo el cuello al son de La Pantera Rosa), El Rascabuche, Súper Sam (especie de superman loco y senil), el Pirata Alma Negra y el Tripa Seca.
"Yo le voy al Necaxa"
Sus frases se han vuelto célebres en el continente, hasta en Brasil, donde el personaje es conocido como "Seu Madruga". Una de las más populares la empleaba cuando se veía envuelto en una situación que podría tener alguna connotación homosexual. "Discúlpeme, pero yo le voy al Necaxa", decía, mientras miraba extrañado a su interlocutor, con un gesto que sólo podría traducirse como: "Yo soy bien hombre". Hoy en día, en los foros de los hinchas de ese equipo de fútbol, reconocen a Valdés como el fanático del "Rayo" más popular del mundo. "Conmemoramos los 20 años de la muerte del hincha más importante del "Rayo", ojalá que Dios lo tenga en el cielo y que interceda para que el equipo gane el campeonato", escribió un hincha en un foro.






Don Ramón tiene 50 años, es viudo y representa al típico hombre que huye del trabajo. Vago por naturaleza y por convicción propia (en su filosofía destacará siempre la frase: "Ningún trabajo es malo, lo malo es tener que trabajar"), es el personaje que une a la vecindad del Chavo del 8. Su hija, la Chilindrina, es la encargada de poner algún trabajo en su vida: el de padre responsable. Como por arte de magia obtiene dinero para mantenerla, pues consigue oficios que le permiten solventar los gastos de la casa; por supuesto, menos la renta... Siempre debe "14 meses de renta".
En varios capítulos realiza trabajos esporádicos o habla de los que realizó algún día. Entre éstos está el de zapatero, albañil, vendedor ambulante de confeti y "torpedos", carpintero, ropavejero, barbero y vendedor de churros, para el cual se asocia con su eterna enemiga, Doña Florinda.
En un capítulo, Don Ramón intenta ganarse la vida como fotógrafo de parques, con una de esas cámaras de cajón con pedestal. Sin embargo, como de costumbre, las travesuras del Chavo echan por tierra sus aspiraciones y su cámara en reiteradas ocasiones. Decía ser músico y escritor. Cuando le enseña al Chavo a tocar guitarra, le cuenta que él "cantaba muy bien, que podía haber sido un cantante de fama, de mucha fama, pero que hubo gente que hizo hasta lo imposible para que no cantara"... "El público", responde genialmente el Chavo. En otra ocasión también les dijo a los niños que vivió de la pluma. El Chavo intrigado le dijo: "¿Fue escritor?"... "No, desplumaba pollos en el mercado", contesta la Chilindrina









A Ron Damon, como le decía el Chavo, le gusta recordar los deportes que practicó durante su vida. Como cuando fue boxeador: "Yo fui boxeador y de los buenos", decía golpeándose el pecho. También le intenta enseñar al Chavo, lo que le trajo problemas con el Profesor Jirafales, que pese a ser enemigo de la violencia, le advierte: "Si veo al Chavo con los guantes puestos; yo, a usted, le rompo todo lo que se llama cara". Fue Torero, jugador de fútbol americano y de béisbol. Practicó fútbol, jugaba de "medio...", según le cuenta en una oportunidad al Señor Barriga, que dijo ser bueno para jugar al arco. Al decir Don Ramón que era "medio", el Chavo le pregunta: "¿Medio qué?... medio menso". Don Ramón levanta el sombrero del Chavo y descarga uno de sus típicos coscorrones, seguido del grito: "¡Toma!, no te doy otra nomás…" Don Ramón tiene un carácter que se podría resumir en la viva encarnación de cualquier ciudadano promedio de las clases populares de Hispanoamérica, que siempre anda en busca de trabajo (sin estar muy seguro de quererlo encontrar), dispuesto a hacer cualquier tarea, lleno de deudas, con un enemigo que se aprovecha de él (Doña Florinda), víctima de la discriminación de clases, pero a pesar de todo, capaz de expresar sus sentimientos con frases como: "La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena" o "Hay que amar a los enemigos".









Injusta víctima de las confusiones, tiene un recurso muy importante para hacer frente al estrés: la liberación de tensión. A su manera, claro, pero eso le permite pasar la página tras cada desgraciado evento. Don Ramón descarga su tensión de varias formas: tirando y pisando su sombrero luego de cada cachetada, pellizcando a Quico (nótese el placer que siente al hacerlo, como que se tranquiliza) y gritando, una característica eterna. Como padre es estricto con su hija, pero ésta, muy astuta, logra librarse de su control. Pero cuando Don Ramón ejerce su autoridad, no hay disculpas que valgan. Y la Chilindrina lo sabe muy bien. Se dice que los golpes no son la mejor forma de educar, pero para él no hay otra forma, está convencido de que así aprenden los niños. Sin embargo, su hija despierta sus sentimientos más tiernos. Cuando consigue algún dinero, ella no está fuera de sus planes. Recordemos las veces que le compró el libro de animales, los globos o el perrito de peluche. Don Ramón es, sin duda, el eje de la vecindad. Allí tenemos a Doña Florinda, su eterna antagonista; a Doña Cleotilde, siempre dispuesta a ofrecerle su amor; a Quico y al Chavo con sus golpes y travesuras; al Señor Barriga, con quien lleva una relación dicotómica; al Profesor Jirafales, que siempre lo mira en menos por considerarlo un ignorante, pero a quien acude en busca de consejos, y la Chilindrina, su orgullo.
































A pesar del éxito que alcanzó con su personaje, Ramón Valdés renunció a trabajar con Chespirito en 1979, cuando el programa estaba en su cúspide. Según su hijo Rafael, el alejamiento se debió a una serie de intrigas internas entre varios actores del elenco y que habría provocado la salida de su gran amigo, Carlos Villagrán (Quico), un año antes. Entre las versiones que se manejan sobre el distanciamiento de Villagrán, la que más fuerza ha tenido habla de un quiebre amoroso con Florinda Meza y posterior romance de ésta con Roberto Gómez Bolaños. El caso es que Villagrán se mudó a Venezuela, donde intentó trabajar por su cuenta con el mismo personaje en el programa Federico. Para ello, invitó a Valdés a participar, pero el programa no prosperó y Valdés volvió a trabajar con Chespirito en 1981. Aunque Don Ramón siempre huye de una acosadora Doña Cleotilde, fuera de cámara él y Angelines Fernández eran amigos íntimos, al punto de que ésta lo acompañó en su lecho de muerte, repitiendo una y otra vez: "Mi Rorro, mi Rorro". Antes de morir, Villagrán le habría dicho: "Nos vemos allá arriba, en el cielo", a lo que Valdés contestó: "No te hagas el loco… nos vemos allá abajo, en el infierno"

7 comentarios:

  1. EPICO EL DON RAMON YO CRECI VIENDO EL CHAVO XD.

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  2. Buenisimo es un tributo que solo el se merece, felicidades y continua asi. gracias por hacerme reir tanto
    un abrazo y saludos desde Mexico

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  3. Gracias Rodrigo y a los demas, si yo tambien me meti un rfol cuando lo vi por primera vez.

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  4. quien no voy a don ramon no tuvo infancia

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  5. k buenas las imagenes .. bravasoo

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  6. excelente, felicidades, de los avengers o de la liga de la justicia :)

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